miércoles, enero 20, 2010

...

Cuando todas las estrellas se cayaron
y el peso del silencio parecia ser fatal,
fue facil imaginarte un rostro cualquiera
entre las sombras de la noche,
fue simple besarte
con toda la sinceridad
que un extraño puede ofrecer.

Amarte hasta parecia posible,
casi tomarte entre los brazos para siempre
prometerte un millon de cosas bellas
y vacias,
acariciarte hasta sentirte dormitar,
todo era tan simple
frente al aire verde
que parecia habitarnos timidamente
una suerte de nostalgia por llegar,
una pequeña complicidad futura
que partiria el mundo en dos mitades desparejas,
yo de este lado
y vos de aquel,
dos casi extraños, casi amantes.

Todo era tan lentamente feroz
que esa noche podria haber durado
toda una vida.

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