Luego de aprender, con no poca paciencia, a caer con gracia
las alturas ya no le interesaban tanto como tiempo atrás,
ya las nubes vaticinaban ese que seria el ultimo pique a tierra,
que iba a teñir todo de luto con el sonido de un rojo splash,
y ahora caer es un arte para pocos temerarios o idiotas quizás,
por eso caigo, por tonto, y por amante a morir y resucitar.
sábado, julio 14, 2007
Caida libre
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