Ayer en un encuentro con la fatalidad,
Descubrí que cada noche en un suspiro
Muere parte de mi alma de tristeza,
Comprendí además que la soledad
Alimenta con empeño mi delirio
De negar en lo bello la belleza.
Ayer en un encuentro con lo inentendible
Entendí el color del corazón que se marchita
Cuando el invierno por dentro le arde,
Descifre lo que dice el grito inaudible
Del que agoniza cuando palpita
El recuerdo y la conciencia de que ya es tarde.
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